domingo, 10 de abril de 2016

EL MES DE ABRIL Y LA ESTACIÓN SECA EN BAJA CALIFORNIA



 Abril es el mes de la recalada primaveral, donde el calor peninsular retoma su energía suspendida  para regar de Sol los surcos milenarios ya resecos y abiertos con su acción. Sólo unos días antes de abril comienza la primavera en el hemisferio norte del mundo, y esa primavera es recibida en Baja California Sur, por regla general, con cielos despejados y temperaturas templadas, y bueno, digo templadas desde el punto de vista choyero; pues para los cánones generales de temperatura en el planeta, se considera cálido por arriba de los 25°C, temperatura que en más de tres cuartas partes del año rebasamos en la media península por las tardes.

  Dos de los meses que, por lo regular, se van en cero en cuanto precipitación en Baja California Sur, son precisamente abril y mayo, por eso es en sumo grado extraño ver lluvia en nuestro estado durante esos meses, desde hace cientos de años esta penuria producida por la falta total de agua ya era bastante conocido, los antiguos californios fueron una civilización que no logró alcanzar un gran desarrollo cultural, precisamente por esta recurrente escasez de recursos que existe en la península californiana, sobre todo en lo que se refiere al agua, cuando disminuye su disponibilidad durante los meses de sequía (marzo a junio) el frágil equilibrio de los recursos tiende a romperse volviéndose muy complicado sobrevivir en un ambiente tan seco, cálido y hostil. Los antiguos californios dividían en seis las estaciones del año, esto nos da una idea de la variedad de las condiciones que ellos llegaban a percibir en un lugar que, alguien que no sea de aquí, en cualquier momento del año sólo alcanzaría a distinguir con dos características: desierto y cálido. Para los californios esta clasificación de las estaciones se encontraba supeditada al de la lluvia y su efecto en la disponibilidad de recursos alimenticios; las dos peores estaciones precisamente eran las de estas fechas: mayibén iba de mediados de febrero a mediados de abril y, la última estación, la sexta que cerraba el ciclo, era mayibén-maayí, la cual comprende de mediados de abril a mediados de junio y es la peor estación del año pues se agotan todas las reservas posibles de agua y alimento y el monte se subsume en una sequedad plena, negando cualquier fruto necesario a la sobrevivencia. 

   La inconquistable California tampoco dio concesiones a los navegantes y exploradores españoles que intentaron poblarla a partir del siglo XVI, la colonia que Hernán Cortés funda durante 1535 en la Bahía de la Santa Cruz, hoy La Paz, apenas consigue mantenerse un año y eso a costa de un tremendo esfuerzo económico y de recursos por parte del orgulloso conquistador de México, quien sin embargo tuvo que abortar finalmente a su labor de poblamiento por la incapacidad de adecuarse a la hostilidad del medio californiano, su calor, su ausencia de lluvias y aguajes, con sus condiciones exiguas en cuanto a disponibilidad de comida, imposible sembrar, imposible criar ganado, imposible obtener material para construir viviendas y navíos. Tuvieron que pasar más de 150 años y sólo los padres jesuítas, comandados por el espíritu de Eusebio Kino y el tesón del padre Juan María de Salvatierra lograron crear ciertos enclaves poblacionales y esto después de también varios años de intentarlo infructuosamente. Entendieron que, si de alguna manera se podría vivir en este largo espinazo rocoso y arenoso, la única forma de tal proeza era haciéndolo arrimado a los poquísimas fuentes de agua dulce que existen en el medio peninsular; y así fue como de alguna manera pudieron establecerse y subsistir los nuevos pobladores de California aprovechando los oasis que se abren entre algunas cañadas de las serranía; curioso es que, mientras los recién llegados lograban sobrevivir y aguantar las duras condiciones del desierto peninsular, los propios californios comenzaron a resentir el encuentro cultural con las condiciones impuestas en las pequeñas rancherías por los recién llegados. Sin duda, de alguna manera coexistieron dos formas distintas de entender cómo habitar la península californiana, la adaptación de los californios ahora no se pudo dar. Si de alguna manera, lograron durante cientos, quizá miles de años, lograr conseguir sostenerse en las estériles llanuras y sierras peninsulares, no les fue posible cambiar a las nuevas formas de habitar que trajeron los nuevos pobladores. Es trágico que desapareciera una forma de vida milenaria como las de los cochimíes, guaycuras y pericues, pues con ellos se fue toda una cosmovisión y forma de adaptación social de una cultura al medio californiano; es muy poco lo que sabemos de ellos, sin duda siempre necesitaremos esa pieza fundacional de nuestra historia, del inicio de la presencia humana en esta dura inhóspita pero hermosa tierra.

   Como lo comentábamos, estamos en los meses de condiciones más secas en la península, esto se da por los cambios mismos de la temporada y las estaciones. Quedamos en una franja de tierra entre los 20 y 30° de latitud, franja en la que se ubican los mayores desiertos de la Tierra, por ejemplo el Sahara en África en el hemisferio norte, o el gran desierto australiano en el hemisferio sur. Pero, al contrario del Sahara, la península bajacalifornia es demasiado estrecha, eso no le permite albergar amplias porciones interiores de "zona continental" de desierto, a excepción del desierto de Vizcaíno. Esta falta de extensión, cortada súbitamente por el Pacífico y el Golfo, de alguna manera regula la temperatura y la humedad. También la sierra de la Giganta que corre como una espina dorsal peninsular de norte a sur, es condicionante en la captación de humedad para tener un pequeño período de lluvias de temporada, el cual resulta crucial para la vida de las especies en la región.
 
    Dos grandes serranías también hacen su parte en los extremos: La Laguna en el sur y San Pedro Mártir en el norte. Durante los meses de verano se tiene otro aporte fundamental: el acercamiento de los ciclones tropicales del Pacífico nororiental; estos grandes remolinos tormentosos acercan la humedad desde la zona del monzón ecuatorial, creando precipitaciones importantes en la península, las cuales recargan los llamados aguajes y llegan a inundar grandes llanadas en algunas partes, lo cual hace que el agua pueda permanecer en la superficie durante meses o incluso años, dependiendo del lugar que se trate; el predominante viento del sur durante la temporada húmeda también logra aportar gran cantidad de nubosidad en esas épocas. Pero el invierno también tiene su aporte líquido al caudal sediento peninsular, durante los meses de noviembre a marzo bajan, desde el ártico, inmensas zonas de baja presión de núcleo frío -tormentas invernales- que tienen un mayor efecto en el norte de la Baja California, pero si son lo bastante potentes, también llegan a regar con lluvias el sur de la península, en gran parte del noroeste de México dichas lluvias son conocidas con el nombre de equipatas. Regularmente durante el invierno el viento predominante en la Baja California es del norte, por la entrada de frentes fríos que y las tormentas invernales que mencionábamos. Entonces tenemos que las lluvias de invierno en Baja California vienen del norte y, por lo tanto, es esa zona peninsular la que se ve mayormente beneficiada por este fenómeno, mientras que, durante el verano, las lluvias llegan del aporte húmedo del sur, por lo que la zona sur de la península es la que presenta mayor presencia de lluvias durante esa temporada.

  Pero hay una tercera condición que se entromete en los períodos de transición. Durante mediados de invierno los vientos empiezan a llegar del oeste, lo cual aporta humedad del Pacífico, estas son las denominadas corrientes de chorro, conocidas como jet stream en inglés,  las cuales son corrientes de aire fuerte en altura que arrastran nubosidad consigo. Si se dan las condiciones, se pueden tener durante enero a marzo, la presencia de la entrada de una tormenta invernal del norte y una corriente en chorro del oeste a la península, de conjugarse estas condiciones tenemos entonces fuertes lluvias que pueden dejar grandes inundaciones en nuestra tierra, como la que se presentó el 11 de febrero del año 2005 en La Paz, cuando en ese sólo día cayeron 53.2 mm. de lluvia.

  Como podemos ver, la lluvia es un asunto muy serio en la Baja California, tan serio que determina absolutamente todo, empezando por lo más importante como lo es la vida misma. Durante nuestra historia, los pobladores de esta tierra se han visto subyugados a la necesidad de la caída del líquido precioso de las nubes, la ausencia de dicha caída provocaba enormes sufrimientos en los antiguos californios, grandes pérdidas a las fortunas de los exploradores españoles como Hernán de Cortés, casi le cuesta la fe y la vocación a los padres jesuitas que trataban de evangelizar en el extremo occidental neoespañol, en tiempos del México independiente sigue costando años de trabajo a los rancheros peninsulares quienes, en una sola temporada de sequía, ven morir el ganado y el esfuerzo que por años han cuidado.

   Y el asunto se vuelve vitalmente serio en la época de secas cuando los afanes por conseguir el agua se hacen más exigentes y prolongados, hay que rastrearla más lejos, hay que cuidarla más que nunca. He ahí la alegría sudcaliforniana al ver caer las gotas del cielo, no son parte de la cotidianidad del paisaje, y no sólo embellecen la campiña, también poseen cierto significado, significan ni más ni menos la permanencia de la vida un tiempo más, significan la posibilidad de ser partícipes de la magia creadora de la naturaleza, la cual todo lo modifica, con las condiciones necesarias de humedad. Fuerte, mucha, poca, leve, llovizna, briseada o sólo una "meada", toda precipitación presupone alegría en la sociedad sudcaliforniana y el motivo de fiesta es más que justificado. Por eso todo lo detiene la lluvia, marca el tiempo, es el tiempo mismo deshilachándose en cascada, se abandona toda ocupación al regocijo de experimentar el espectáculo creador por excelencia. El sudcaliforniano se abre al mundo, acostumbrado a vivir en una roca ardiente rodeada de mar, experimenta la posibilidad de vincularse con el cielo, la lluvia es triunfo de lo sagrado, Dios se manifiesta en finos hilos que desempolvan el alma, por eso es un momento divino ver dicho espectáculo, es la existencia impactada por la sustancia creadora, como en ningún otro lugar tan oportuna y esperada. Si usted ve a un sudcaliforniano apreciando la lluvia no lo interrumpa, está rezando, se comunica con las deidades, pasa lista en el Universo y comprende que es un mundo dentro del mundo.

  Es difícil, más que nada extravagante ver la lluvia en abril por acá. En lo que se refiere a la ciudad de La Paz tenemos pocos años en los que se presenta y en este 2016 tuvimos esa bendita excepción. Desde hace algunos días, los últimos de marzo, el pronóstico me indicaba algo de lluvia para el día 7 de abril en nuestra ciudad. No le di importancia, como hemos visto abril y lluvia son dos términos hasta antitéticos en nuestra tierra, pensé que era un equívoco o fallo de cálculo de la máquina. Empezando el mes desapareció el pronóstico y la lógica se impuso. Sin embargo la predicción volvió a aparecer para el 5 de abril, esta vez más fuerte y consistente, señalando la posibilidad de lluvia de 5 a 10 mm. en la ciudad durante el día 7. Y así sucedió finalmente el día jueves tuvimos lluvia en la ciudad, se presentaron las primeras precipitaciones al oeste de la ciudad con llovizna sobre las 5 de la tarde. El inconfundible olor a tierra mojada fue esparcido por toda la ciudad por un viento que arrastraba el nuberío desde el océano Pacífico, en dirección al golfo de oeste a este. Poco antes de las seis de la tarde se presentó un manguita de lluvia que no superó el medio milímetro de precipitación. Lo bueno llegó después de las siete de la tarde, una tormenta fue tomando forma sobre el oeste de la ciudad, la cual comenzó a dejar precipitación a partir de las 19:30 horas en la ciudad, la lluvia se prolongó durante casi una hora de una manera fina pero constante. En total se tuvo un registro de precipitación de 4.6 mm. en la estación del SMN que se encuentra en Blvd. Colosio esquina con calle México, en la zona sur de la ciudad y Aeropuerto el acumulado fue de 5.08 mm. de lluvia. 

   El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) cuenta con un registro de las condiciones de lluvia y temperaturas presentadas en la ciudad de La Paz desde el año de 1940, según dicho registro son muy pocos los días que ha llovido en la ciudad en el mes de abril, y a saber son los que siguen, sólo colocado el día y el año en la primera cantidad, obviando el mes que es abril como quedó dicho:

07/2016    4.6 mm./ 5.08 mm. Aeropuerto
23/2015     0.2 mm.
12/2015     0.4 mm.
09/2015     0.1 mm.
09/2010     0.1 mm.
24/1999     0.6 mm.
18/1987     3.3 mm.
28/1986     3 mm.
27/1986     6.2 mm.
26/1986     2.5 mm
05/1973     1.5 mm.
27/1968     0.5 mm.
22/1956     3.8 mm.
23/1952     5 mm.
18/1952     20 mm.

  Si nos atenemos a los registros, la del pasado día jueves fue la décima quinta vez que llueve en un mes de abril en la ciudad de La Paz en los últimos 76 años. Como podemos apreciar las posibilidades de lluvia durante este mes son realmente excepcionales, por lo que el espectáculo que disfrutamos en días recientes es digno de enmarcarse en la memoria y recordarse. Los dejo con algunas imágenes que guardo en mi archivo personal sobre dos eventos de lluvia en el mes de abril durante años pasados y, al final, dos fotos de la lluvia de este pasado 07 de abril.


A las 08:00 am. del día 09 de abril de 2010 la entrada de humedad del Pacífico generó una pequeña tormenta sobre la ciudad de La Paz, incluso se escucharon algunos truenos, la cantidad de lluvia fue raquítica, moviéndose la tormenta hacia el este, internándose en el Golfo de California.




Gruesa capa de nubosidad durante la tarde del 23 de abril del 2015 sobre la ciudad de La Paz.

Tormenta en crecimiento la tarde del 7 de abril de 2016 sobre la ciudad de La Paz. Vista desde la Universidad Autónoma de Baja California Sur.


Lluvia en Blvd. Agustín Olachea en La Paz durante el 07 de abril de 2016, parte más intensa de la lluvia cerca de las 20:15 horas.

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