miércoles, 22 de febrero de 2017

CALIFORNIOS ANTE EL SEÑOR MADERO

CALIFORNIOS ANTE EL SEÑOR MADERO

Por Luis Domínguez Bareño
Cronista Municipal de La Paz

Hoy la bandera nacional ondeó a media asta en todas las plazas de la República mexicana, esto en recuerdo a que el 22 de febrero de 1913 fue asesinado el Presidente Francisco I. Madero, junto al Vicepresidente Pino Suárez. Cerca del Palacio de Lecumberri se le arrancó la vida al hombre que, 2 años antes con su Plan de San Luis, había logrado derribar más de 30 años de porfirismo. Sólo tres días antes de la fecha fatídica, el traidor Victoriano Huerta había ofrecido garantías a Madero por su vida, obligándolo a firmar su renuncia a la Presidencia, como lo mandataba la Constitución de 1857, toma el poder el Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuráin, pero quien sólo duró 45 minutos en el cargo mientras nombraba Ministro de Gobernación a Victoriano Huerta quien asumió la presidencia del país tras la renuncia de Lascuráin. 
    Huerta traicionó la confianza de Madero, pactando con el embajador de los Estados Unidos, además de torturar a Gustavo A. Madero, hermano del Presidente Madero, con su usurpación abrió la puerta a un largo proceso revolucionario que dilataría varios años en concluir, dejando millones de muerto a lo largo del país.

Francisco I. Madero, Presidente de México a los 37 años.

    Dos años antes de su muerte, no tenía ni un mes en la Presidencia de la República Madero cuando el grupo de californios en la Ciudad de México ya habían logrado una entrevista con él, esto con el afán de exponerle la situación que imperaba en la península y la necesidad de urgentes cambios para el bienestar de su población. El Club Progresista Californiano se había establecido en agosto de 1911 con oficinas en el número 66 de la Avenida Juárez y la constitución de su mesa directiva provisional estaba integrada por: Presidente, Carlos Meza; Vicepresidente, Sr. Lic. José Bonales Carvajal; Tesorero, Sr. Ing. Ignacio L. Meza; Secretario, Sr. Ing. Modesto C. Rolland: Prosecretario Sr. Ramón Balarezo; Vocales, Señores Domingo Palacios, Alfonso Balarezo, Pedro y Alejandro Meza y Profesor Filogobio Rea.

Foto del Sudcaliforniano Modesto C. Rolland hacia 1909. Imagen proporcionada por su nieto Ing. Jorge Rolland.

   El jueves 7 de diciembre de 1911 aparece una nota el Diario El País con los pormenores de la reunión del Club de Californios con el Presidente Francisco I. Madero, la cual trascribo integramente a continuación, no sin antes dejar de agradecer al Ing. Jorge Rolland quien estuvo la semana pasada en esta ciudad de La Paz, hablándonos sobre la vida de su abuelo, el Ing. y Profr. Modesto C. Rolland (La Paz, 1881- Córdoba 1965), y quien proporcionó este y muchos materiales más que ha recopilado en los últimos años, sobre la vida de su abuelo, que fue sin duda, un muy destacado sudcaliforniano:

CALIFORNIOS ANTE EL SEÑOR MADERO
La Comisión quedó satisfecha de la entrevista

 Un grupo de californios residentes en la capital de la República, respondiendo a una patriótica iniciativa del señor profesor don Carlos Meza, han formado una agrupación que ha sido designada con el nombre de "Club Progresista Californiano", cuyo programa, puede concretarse en esta sola frase: Procurar por todos los medios posibles el adelanto de la Baja California, mejorando sus condiciones políticas, sociales y económicas.

    Los trabajos de este club, que preside el mismo señor profesor Meza, han encontrado apoyo entre los californianos que residen en la península, muchos de los cuales han enviado sus adhesiones al Club, o por lo menos expresado sus simpatías por las labores que se ha impuesto como programa. Así es que puede decirse que dicho club, que no tiene ningún carácter político, pues sólo desea el progreso de California, representa todos los elementos de orden y trabajo de aquel lejano territorio.

    En una de sus últimas sesiones el "Club Progresista Californiano", decidió elevar un memorial al señor Presidente de la República, dándole a conocer las verdaderas condiciones en que se encuentra la Baja California y pidiéndole el apoyo del gobierno para realizar todas las mejoras que tan importante región reclama, solicitando del primer magistrado una audiencia especial para el objeto.

    Los señores Coronel Néstor Pino Suárez y Manuel Márquez San Juan, fueron comisionados por el club para obtener del señor Presidente esa audiencia y cometieron su cometido satisfactoriamente, llevando ante el señor Presidente Madero a la Comisión nombrada por el Club, la cual estuvo integrada por su presidente el señor profesor Carlos Meza, el señor Ingeniero Modesto C. Rolland, secretario, señor Ingeniero Manuel Balarezo, vicepresidente, Ingeniero Ignacio L. Meza, tesorero, Alejandro Meza y Clemencia Meza.

   El señor Madero recibió afablemente a la comisión, sorprendiéndole gratamente con el conocimiento profundo que tiene de las necesidades del territorio, de sus medios de vida, sus riquezas inexplotadas y hasta sus condiciones sociales, a la vez que con la declaración de que otras atenciones urgentes de su naciente gobierno se lo permitan, dedicará su preferencia a los asuntos de la península, librándola del yugo de sus actuales explotadores, ya sea por medio de concesiones benéficas, ya con los elementos materiales que estén al alcance del gobierno.

Periódico del Diario El País del 07/12/1911 donde aparece la visita que realia el Club Progresista Californiano al Presidente de México, Francisco I. Madero.


LA PRIMERA NEVADA QUE VIERON EN BAJA CALIFORNIA LOS MISIONEROS JESUITAS

LA PRIMERA NEVADA QUE VIERON EN BAJA CALIFORNIA LOS MISIONEROS JESUITAS

Por Luis Domínguez Bareño
Cronista Municipal de La Paz


Foto de la Misión de San Francisco de Borja Adac.  Tomada de Google earth.

    En días pasados los medios de comunicación fueron insistentes en la posibilidad de nevadas en nuestro estado, la noticia se regó como pólvora por los medios y, principalmente, por las redes sociales. Si bien en la nota periodística se especificaba que lo que pudiera presentarse sería aguanieve y sólo en zonas con ciertas características, fundamentalmente, de lugares por encima de los 1,800 metros de altura, se empezó a especular que pudieran tenerse nevadas en centros poblacionales importantes.

    La nieve es una forma de precipitación de pequeños cristales de hielo y necesita ciertas condiciones para que se puedan dar como una temperatura ambiente inferior al punto de congelación (menos de 0°C) combinado con un sistema de nubosidad importante, si tomamos en cuenta que nuestra desértica península bajacaliforniana es difícil que se presenten lluvias, pues resulta un tanto más difícil tener una nevada, aunque no imposible. Cada año se dan nevadas en la parte norte de la península, sierras como San Pedro Mártir o la Sierra Juárez en el municipio de Ensenada todos los años presentan fuertes nevadas durante los meses de invierno, también se tienen nevadas en La Rumorosa, sierra más cercana a la ciudad de Tecate.

    Específicamente en Baja California Sur, hay registros de algunas muy cortas nevadas en el Volcán de las Tres Vírgenes, cerró de la Reformsemana y la Sierra San Francisco en Mulegé, así como en la Sierra La Laguna entre La Paz y Los Cabos. Estas se han dado muy esporádicamente y, en algunos de estos lugares, se tienen más de 30 años sin reporte de nevada alguna. La última nevada de la que se tiene registro fue en 2004 en la sierra de San Francisco.




Cerro de La Reforma, cerca de Santa Rosalía. Tomado de bcsnoticias.mx

    Estos datos son muy vagos, incluso han sido transmitidos por historia oral, sin tener un referente certero de las nevadas que se han dado en esta zona peninsular. Acudiendo a documentos me topé con una información sobre nevadas en la península, el dato se encuentra en el libro “Historia de la Antigua o Baja California” del religioso jesuita Francisco Xavier Clavijero (1721-1787). Me llama la atención porque Clavijero afirma que “es la primera nevada que se ha visto en toda California”.

    Recordemos que la orden de los misioneros jesuitas acceden en 1697 a la “conquista espiritual” de California, como era conocida toda la península desde su descubrimiento dos siglos y medio antes por las expediciones de Hernán Cortés.

    Durante los últimos años de dichos misioneros en California, ya habían comenzado la expansión de las misiones hacia el norte; en el año de 1762 fundan la de San Francisco de Borja, cerca de un ojo de agua que en lengua cochimí era conocido como “Adac”. Este lugar se encuentra a unos 90 kilómetros al norte del paralelo 28°, el cual es el punto que separa actualmente Baja California de Baja California Sur.



    La Misión en cuestión fue fundada por el padre checo Wenceslao Link, y era abastecida por mar desde Loreto, a través de la Bahía de Ángeles, que se encuentra a unos 25 kilómetros al noreste de la misma. Señala Clavijero que el sitio de Adac, si bien cuenta con agua, no tiene pastos en su territorio, pero estando en la Misión el Capitán Gobernador puso empeño en seguir buscando un lugar donde existieran pastos para poder introducir ganado; por fin encontró una llanura, a 40 kilómetros al norte de Adac, con la pastura suficiente para albergar hasta 800 cabezas de ganado.

    Sabiendo que San Francisco de Borja era la más septentrional de las misiones y que su permanencia suponía la posibilidad de continuar avanzando hacia el norte, los misioneros de los demás establecimientos cercanos, como Santa Gertrudis y San Ignacio, se impusieron el mandar caballos y vacas para que se tuviera carne fresca para comer. Refiere Clavijero que cuando se llevó el ganado a ese punto al norte de Adac, en diciembre del año 1763, se pudo observar que nevaba en una colina, la cual considera que es la primera vez desde su llegada en 1697, que los misioneros ven nevar en California.

    ¿Será posible que en 66 años no nevara en la península? Yo creo que no, más bien los jesuitas no habían tenido oportunidad de ver las nevadas por no estar cerca de los lugares donde se puede apreciar este fenómeno. En 1728 se había fundado la misión de San Ignacio, la cual era la más norteña, hasta 1752 se fundó la que le siguió, que es la de Santa Gertrudis la Magna y se encontraba unos 10 kilómetros al norte del paralelo 28. Tomando en cuenta que las zonas donde tradicionalmente se han presentado nevadas en el hoy estado de Baja California Sur, Volcán de las Tres Vírgenes y Sierra de San Francisco, se infiere que los jesuitas, al no tener establecimientos misionales en la zona, no pudieron registrar alguna posible nevada que seguramente se dio durante la primera mitad del siglo XVIII. Sobre la Sierra La Laguna, es de notar que los misioneros jesuitas estuvieron en la zona desde 1720, cuando se fundó la Misión de Nuestra Señora del Pílar de La Paz, incluso el padre Jaime Bravo viajaba entre la Misión de La Paz y la zona de Todos Santos, hasta que se instaló allí definitivamente, en 1733, la Misión de Santa Rosa de la Ensenada de Las Palmas. Si se dio alguna nevada en La Laguna durante esos años, no debió ser perceptible por el misionero Bravo o el misionero Carranco, pues es de notarse que cuando llega a presentarse una helada en dicha sierra es en la zona de los valles, que se encuentran en la cima y no pueden ser vistos desde abajo.


    Es de ponderar sin duda, la sobresaliente labor que dichos religiosos hicieron por la península de California durante el siglo XVIII. Sin su presencia, difícilmente tuviésemos referencias sobre los fenómenos naturales que se dieron en nuestra península durante ese siglo. Muchos de ellos, aparte de su labor religiosa, fueron exploradores, naturalistas, agricultores, ganaderos, científicos, constructores, navegantes, etc., nos dejaron, además de esta valiosa información, los primeros establecimientos poblacionales en lo que hoy se denomina la Baja California. Una rica herencia que, pese a todo, aún se encuentra en nuestras manos, a la vista de nuestros ojos en lo largo y ancho de los desiertos y sierras peninsulares donde palpamos los vestigios de su valiosa presencia, la cual merece conservarse.

Cerros con altura máxima de 750 metros sobre el nivel del mar que rodean San Francisco de Borja Adac.

viernes, 3 de febrero de 2017

AL PIE DEL PALMAR

No sé qué buscan,
no sé qué hacen,
delineando caminos amarillos,
absortos en la Historia
con ganas de perderse de todo

¿Qué es lo que llama?
Una abertura
¿Qué es lo que encierra? 
nihilismo revuelto de agua, 
la fascinación inmersa
liquidez encontrada.

desmoronamiento de granito,
perfiles de otro tiempo lava
ejercicio de atracción,
elevación del pensamiento
sirenas en la mente 
sudcaliforniana.

Arriba es el reencuentro 
permanente 
como una carga legendaria
geografía de la esperanza;
Soledad no es desierto
cuando encuentras La Giganta.

Oasis y palmar,
la semilla y el fruto,
piedra y destino,
una meta, el camino,

el paréntesis de la nada.