miércoles, 22 de febrero de 2017

LA PRIMERA NEVADA QUE VIERON EN BAJA CALIFORNIA LOS MISIONEROS JESUITAS

LA PRIMERA NEVADA QUE VIERON EN BAJA CALIFORNIA LOS MISIONEROS JESUITAS

Por Luis Domínguez Bareño
Cronista Municipal de La Paz


Foto de la Misión de San Francisco de Borja Adac.  Tomada de Google earth.

    En días pasados los medios de comunicación fueron insistentes en la posibilidad de nevadas en nuestro estado, la noticia se regó como pólvora por los medios y, principalmente, por las redes sociales. Si bien en la nota periodística se especificaba que lo que pudiera presentarse sería aguanieve y sólo en zonas con ciertas características, fundamentalmente, de lugares por encima de los 1,800 metros de altura, se empezó a especular que pudieran tenerse nevadas en centros poblacionales importantes.

    La nieve es una forma de precipitación de pequeños cristales de hielo y necesita ciertas condiciones para que se puedan dar como una temperatura ambiente inferior al punto de congelación (menos de 0°C) combinado con un sistema de nubosidad importante, si tomamos en cuenta que nuestra desértica península bajacaliforniana es difícil que se presenten lluvias, pues resulta un tanto más difícil tener una nevada, aunque no imposible. Cada año se dan nevadas en la parte norte de la península, sierras como San Pedro Mártir o la Sierra Juárez en el municipio de Ensenada todos los años presentan fuertes nevadas durante los meses de invierno, también se tienen nevadas en La Rumorosa, sierra más cercana a la ciudad de Tecate.

    Específicamente en Baja California Sur, hay registros de algunas muy cortas nevadas en el Volcán de las Tres Vírgenes, cerró de la Reformsemana y la Sierra San Francisco en Mulegé, así como en la Sierra La Laguna entre La Paz y Los Cabos. Estas se han dado muy esporádicamente y, en algunos de estos lugares, se tienen más de 30 años sin reporte de nevada alguna. La última nevada de la que se tiene registro fue en 2004 en la sierra de San Francisco.




Cerro de La Reforma, cerca de Santa Rosalía. Tomado de bcsnoticias.mx

    Estos datos son muy vagos, incluso han sido transmitidos por historia oral, sin tener un referente certero de las nevadas que se han dado en esta zona peninsular. Acudiendo a documentos me topé con una información sobre nevadas en la península, el dato se encuentra en el libro “Historia de la Antigua o Baja California” del religioso jesuita Francisco Xavier Clavijero (1721-1787). Me llama la atención porque Clavijero afirma que “es la primera nevada que se ha visto en toda California”.

    Recordemos que la orden de los misioneros jesuitas acceden en 1697 a la “conquista espiritual” de California, como era conocida toda la península desde su descubrimiento dos siglos y medio antes por las expediciones de Hernán Cortés.

    Durante los últimos años de dichos misioneros en California, ya habían comenzado la expansión de las misiones hacia el norte; en el año de 1762 fundan la de San Francisco de Borja, cerca de un ojo de agua que en lengua cochimí era conocido como “Adac”. Este lugar se encuentra a unos 90 kilómetros al norte del paralelo 28°, el cual es el punto que separa actualmente Baja California de Baja California Sur.



    La Misión en cuestión fue fundada por el padre checo Wenceslao Link, y era abastecida por mar desde Loreto, a través de la Bahía de Ángeles, que se encuentra a unos 25 kilómetros al noreste de la misma. Señala Clavijero que el sitio de Adac, si bien cuenta con agua, no tiene pastos en su territorio, pero estando en la Misión el Capitán Gobernador puso empeño en seguir buscando un lugar donde existieran pastos para poder introducir ganado; por fin encontró una llanura, a 40 kilómetros al norte de Adac, con la pastura suficiente para albergar hasta 800 cabezas de ganado.

    Sabiendo que San Francisco de Borja era la más septentrional de las misiones y que su permanencia suponía la posibilidad de continuar avanzando hacia el norte, los misioneros de los demás establecimientos cercanos, como Santa Gertrudis y San Ignacio, se impusieron el mandar caballos y vacas para que se tuviera carne fresca para comer. Refiere Clavijero que cuando se llevó el ganado a ese punto al norte de Adac, en diciembre del año 1763, se pudo observar que nevaba en una colina, la cual considera que es la primera vez desde su llegada en 1697, que los misioneros ven nevar en California.

    ¿Será posible que en 66 años no nevara en la península? Yo creo que no, más bien los jesuitas no habían tenido oportunidad de ver las nevadas por no estar cerca de los lugares donde se puede apreciar este fenómeno. En 1728 se había fundado la misión de San Ignacio, la cual era la más norteña, hasta 1752 se fundó la que le siguió, que es la de Santa Gertrudis la Magna y se encontraba unos 10 kilómetros al norte del paralelo 28. Tomando en cuenta que las zonas donde tradicionalmente se han presentado nevadas en el hoy estado de Baja California Sur, Volcán de las Tres Vírgenes y Sierra de San Francisco, se infiere que los jesuitas, al no tener establecimientos misionales en la zona, no pudieron registrar alguna posible nevada que seguramente se dio durante la primera mitad del siglo XVIII. Sobre la Sierra La Laguna, es de notar que los misioneros jesuitas estuvieron en la zona desde 1720, cuando se fundó la Misión de Nuestra Señora del Pílar de La Paz, incluso el padre Jaime Bravo viajaba entre la Misión de La Paz y la zona de Todos Santos, hasta que se instaló allí definitivamente, en 1733, la Misión de Santa Rosa de la Ensenada de Las Palmas. Si se dio alguna nevada en La Laguna durante esos años, no debió ser perceptible por el misionero Bravo o el misionero Carranco, pues es de notarse que cuando llega a presentarse una helada en dicha sierra es en la zona de los valles, que se encuentran en la cima y no pueden ser vistos desde abajo.


    Es de ponderar sin duda, la sobresaliente labor que dichos religiosos hicieron por la península de California durante el siglo XVIII. Sin su presencia, difícilmente tuviésemos referencias sobre los fenómenos naturales que se dieron en nuestra península durante ese siglo. Muchos de ellos, aparte de su labor religiosa, fueron exploradores, naturalistas, agricultores, ganaderos, científicos, constructores, navegantes, etc., nos dejaron, además de esta valiosa información, los primeros establecimientos poblacionales en lo que hoy se denomina la Baja California. Una rica herencia que, pese a todo, aún se encuentra en nuestras manos, a la vista de nuestros ojos en lo largo y ancho de los desiertos y sierras peninsulares donde palpamos los vestigios de su valiosa presencia, la cual merece conservarse.

Cerros con altura máxima de 750 metros sobre el nivel del mar que rodean San Francisco de Borja Adac.

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