127 ANIVERSARIO LUCTUOSO DEL GENERAL MANUEL MÁRQUEZ DE LEÓN SUDCALIFORNIANO ILUSTRE
Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres, La Paz, Baja California Sur, a 27 de julio 2017
Discurso 127 Aniversario
Luctuoso del Gral. Manuel Márquez de León
El
Gral. Manuel Márquez de León nace en el año de 1822 en el sur de nuestra
península californiana. Desde muy joven se enrola en la Marina nacional y
comienza su vida en la milicia, presente en Sinaloa cuando se combate a los
invasores norteamericanos en 1848, logra salir airoso en varias batallas.
Después de que México perdiera esa guerra y, en consecuencia, la mitad de su
territorio, Márquez se dedica a trabajar en el gobierno nacional, siendo
representante de la Secretaría de Fomento en la península. Cuando en 1856, los
intereses extranjeros nuevamente pusieron sus ojos en el objetivo de seguir
desmembrando a la nación mexicana, Márquez viene a La Paz en auxilio de las
autoridades locales y, con ayuda de las tropas de su sobrino Clodomiro Cota,
logran controlar a los filibusteros que eran encabezados por Napoleón Zermann y
los mandan presos a la Ciudad de México. A partir de 1855 Márquez es electo
diputado local por la Baja California y ocupa su cargo en el congreso federal
al año siguiente. Es en esas estancias en la capital donde Márquez se hace
compañero de los liberales mexicanos, visita regularmente al secretario de
Fomento Lerdo de Tejada, así como se dedica a sostener debates con otros prominentes
liberales de la época.
Márquez de León no firma la Constitución
liberal de 1857 porque se trasladó al norte del país a contener algunas
revueltas conservadoras, así se le pasa varios meses en el norte y occidente,
principalmente en Sinaloa donde logra ser elegido Vicegobernador en 1861; al
marchar el Gobernador, Gral. Plácido Vega, hacia Sonora, Márquez de León queda
encargado de la gubernatura de Sinaloa en noviembre de 1861, desde donde ayudó
como pudo a los liberales californianos en la lucha contra la reacción
conservadora. Al presentarse la invasión francesa a partir de 1862, Márquez se
encuentra en la línea de batalla en el ejército de Oriente en Puebla donde
traba amistad con Porfirio Díaz, en ese entonces el Presidente Benito Juárez
tiene algunos encuentros con Díaz y Márquez, el californiano aporta sus puntos
de vista militares para combatir a los franceses.
Juárez conociendo las capacidades de
Márquez lo envía al norte, le pide encargarse del gobierno de Sinaloa antes que
los caudillos de la zona sigan acabando con lo poco que existe para hacer
frente a los invasores. Al hacerse cargo del gobierno y poner bajo control la
plaza, entonces marchará a Durango donde también es nombrado jefe político y
militar, luchando contra las tropas francesas que avanzaban sobre la Sierra
Madre Occidental. Márquez se repliega al norte, como Juárez, y resisten los
embates cerca de la frontera con los Estados Unidos; de alguna manera logra
encontrarse con Porfirio Díaz y marchan hacia el Bajío ante la retirada de los
franceses. Participa en el sitio de Puebla donde el Gral. Mariano Escobedo
logra apresar a Maximiliano.
Al terminar la guerra y ser condecorado,
Márquez sigue fiel al bando porfirista. Se levantan en armas contra Juárez con
el plan de La Noria al sentir que aquel traicionaba los principios liberales
por los cuales tanto habían combatido a su lado. Juárez se impone pero al poco
tiempo un infarto segará su vida. No será hasta 1876 que Díaz logre acceder a la
presidencia de la república.
Esperando los más altos honores de su
compadre don Porfirio Díaz, Márquez comienza a desencantarse de aquel héroe que
tanto respetaba al no recibir el puesto que buscaba, sino uno inferior, como
administrador de la aduana de Tepic.
Pero había más razones que ambiciones en el
desencuentro de Díaz y Márquez, en el californiano privaba el enfado por la
falta de cumplimiento del Plan de Tuxtepec, el cual señala que la Baja California
tendría un estatuto orgánico que organice su vida política. Es la falta de
respeto de Díaz ante sus compromisos lo que exaspera al californiano, al punto
de que, poniéndose de acuerdo con varios militares y políticos en varios
lugares del país, planea una revuelta que imponga realmente los principios por
los que ha combatido históricamente el liberalismo mexicano. Pero cuando
Márquez intenta conseguir lo necesario para armar la revolución esta es
descubierta tanto aquí como en Sinaloa, no queda más que estallarla a pesar de
lo desventajoso de hacerla sin tener listos todos los apoyos de la contracosta.
Y aún con tales vicisitudes logran poner bajo su mando a la Baja California,
derrotan a los federales en La Paz y los hacen huir a Mazatlán, casi dos meses
tuvo Márquez el control político de la península californiana. Hasta que debió
huir hacia el norte en busca de armas y pertrechos. Contó muchas bajas por el
camino, al regresar al país por Sonora se apoderó de varios pueblos, pero la
respuesta del gobierno de Díaz fue severa. Se combatió ferozmente la revuelta
marquista, hasta hacerlo retroceder para internarse de nuevo en territorio
estadounidense.
Sería hasta 1884 que el General Márquez
puede regresar al país, muriendo en la Ciudad de México precisamente un día
como hoy del año de 1890.
Manuel Márquez de León no sólo fue un
soldado, no sólo fue un político, también actuó como un científico, como un
pensador, como un filósofo y es reconocido como uno de los más grandes líderes
de nuestro pueblo. Su interés por la ciencia y el conocimiento de nuestra
península fue aparejado por su lucha política, con la pluma y con las armas, un
gran mexicano sí, pero un mexicano que anteponía su patria chica ante los
intereses nacionales. Le tocó vivir en momentos cruciales de la historia de
nuestro país y de nuestra amada California original, donde estuvo en juego
incluso la integridad del propio territorio. Pero Márquez no se dobló, incluso
ante la falta de apoyos desde el centro del país, fueron varias las ocasiones
que aportaba de su propio patrimonio para tener los medios materiales para
defender la integridad de la Baja California. Qué gran ejemplo nos ha dejado
con su amorosa obra de desprendimiento, los sudcalifornianos nunca debemos
olvidar la puntual lección de este hombre: de que aún reducida a sus propios
recursos, la Baja California puede salir adelante, sólo falta educarnos en el
empeño y la gallardía, en el coraje de la verdad que pregonaba Márquez, sólo
así nuestra península, como él decía, “se salvará de la ruina” porque es de
esperarse que aún existan sudcalifornianos que “sientan arder en su pecho el
fuego del amor cívico a esta tierra”.